El Litoral
PAISAJE LITORAL PROTEGIDO
El Parque Natural de las Marismas de Santoña, Noja y Joyel.
Laredo se ubica en la margen oriental de este estuario de gran valor ecológico, una de las zonas húmedas más destacadas de la península, que sirve de refugio invernal y paso migratorio a una variada avifauna.
A Laredo le corresponden un total de 185,39 hectáreas (un 4,27%): el entorno y la Playa de El Regatón; los terrenos adyacentes a orillas de la Ría de Treto, que alimenta las Rías de Limpias y Rada; y, los tramos finales de los cursos de los Ríos Asón y Clarín. Dentro de la Playa de El Regatón, se distingue una zona alta donde se desarrollan campos dunares de un altísimo valor ecológico, y en su franja inferior, la zona intermareal presenta un tipo de vegetación (zostera o hierba marina), planta con flor que vive casi permanentemente sumergida y que en esta zona aparece de manera masiva.
El conjunto de las Marismas constituye una de las zonas húmedas más destacadas de la Península Ibérica, y se encuentra bajo dos figuras de protección: (1) Zona de Especial Protección para las Aves, ZEPA Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, y Ría de Ajo; y, Lugar de Importancia Comunitaria. (2) Lista de Humedales de Importancia Internacional dentro del Convenio Ramsar.
COSTA ESMERALDA
Rodeada de montes y del Mar Cantábrico, su localización permite disfrutar de arenales de gran belleza y calidad. Un total de cinco playas recorren el litoral pejino, cada una con su propia personalidad. En cada una de ellas se puede respirar un ambiente distinto: La Salvé (ancha y larga playa familiar de más de 4 km de longitud); EL Puntal (playa privilegiada para la práctica de windsurf); y El Regatón (enclave alto valor ecológico); La Soledad y El Ayla (calas pequeñas y tranquilas)
La Salvé es sin duda uno de los principales atractivos de Laredo, donde es posible el disfrute y convivencia con la naturaleza. Esta playa urbana ostenta las certificaciones de Calidad ISO 14001 y Q DE CALIDAD TURÍSTICA, en reconocimiento a su ejemplar gestión ambiental, por la buena calidad del agua, de la arena y de los diferentes servicios de limpieza, socorrismo, información, accesibilidad, etc.
UNA IMAGEN PARA EL RECUERDO
El azote del mar
Atravesando el Túnel bajo La Atalaya, se accede a un imponente mirador desde el que disfrutar del Mar Cantábrico en todo su esplendor. Enclave de espectaculares bajamares, es un lugar privilegiado para constatar el furioso azote marino en jornadas de temporal. Los restos del truncado puerto de La Soledad emergen como vestigios de una derrota del empeño humano ante la implacable voracidad de la naturaleza.
Otros miradores naturales que no puede dejar de visitar son: el Paseo Marítimo de Laredo que discurre paralelo a la Playa La Salvé; y los miradores de la Caracola, Rosa de los Vientos y El Pozo situados en el Parque Natural de La Atalaya, recientemente declarado Bien de Interés Cultural. No menos espectaculares son las panorámicas que se obtienen desde Las Cárcobas, Valverde, el Alto de Laredo, Seña o El Pico del Hacha.
SENTIR LA NATURALEZA
A través de las rutas por la naturaleza trazadas y señalizadas que existen en Laredo, los amantes del senderismo podrán descubrir un Laredo diferente. Recorridos de entre una y tres horas a pie, adentrarán paso a paso a quien se anime, a un entorno rural estrechamente maridado con la realidad marinera de la villa: pequeñas explotaciones agroganaderas que se mantienen en los alrededores del núcleo urbano; prados; pequeñas huertas familiares y casas dispersas, así como restos de un interesante patrimonio histórico y artístico.
LA MAR
Imposible pensar en Laredo sin tener presente su tradición marinera. Siglos de historia indisolublemente ligados a los avatares de sus gentes de la mar. Pescadores y navegantes de indiscutible fama no sólo por sus destrezas con las artes de pesca, sino por su absoluto dominio y conocimiento de un medio, el marino, al que aprenden a respetar casi al tiempo de pronunciar las primeras palabras.
Laredo aparece, en sus primeros pasos por la historia, como asentamiento de un poblado de pescadores en la ladera sur de La Atalaya, allá por el año 757. En torno a las actividades pesqueras afloraron una larga lista de oficios y tradiciones que perviven como uno de los principales emblemas de la identidad pejina.
Las anchoas elaboradas en sus fábricas conserveras, de indiscutible fama a nivel mundial, son la punta de lanza de un sector que se articula en torno a costeras vitales como la del verdel, la del bocarte, o la campaña del bonito, sin olvidar las sardinas, el chicharro y la larga lista de delicias gastronómicas obtenidas directamente de la mar.
Con esta vocación marinera inoculada en sus genes, la reciente inauguración del nuevo Puerto Pesquero – Deportivo de Laredo, con más de 1.170 puntos de amarre, se antoja un eslabón decisivo para apuntar a la villa como lugar de referencia para los amantes de los deportes náuticos. Paraíso para la vela, la nueva infraestructura viene a complementar el abanico de ofertas que integran el windsurf, el kitesurf, el surf, el stand up paddle, el submarinismo, ó las motos náuticas.
Todo ello, sin olvidar al Real Club Náutico de Laredo, que a lo largo de su historia ha desarrollado una importante actividad náutica, en la organización de regatas, concursos de pesca, cursos de vela, etc.
Súmese a este menú la oportunidad de realizar excursiones marítimas, y se obtendrá un completísimo repertorio de opciones para afianzar lazos de idilio entre el visitante de Laredo y el dinámico oleaje del majestuoso mar Cantábrico.
Y MUCHO MÁS…
Paseos a caballo, Rutas en Quad, Vuelos en Parapente, Golf, Espeleología, Escalada, Running a nivel del Mar ó Rutas en Mountain Bike son sólo algunos de los exponentes de la batería de propuestas para quienes gustan aliñar el ocio con imprescindibles gotas de aventura.
Su estratégica ubicación permite plantarse en apenas media hora de coche en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, acceder a la red de Cuevas del Alto Asón, o, en una vertiente más cultural, disfrutar de la Neocueva de Altamira (en Santillana del Mar) o del Museo Guggenheim (Bilbao), haciendo compatible la propia oferta con la de estos destinos de irresistible atractivo para el turista más sibarita.